Sociedad

Se quiere ligar las trompas y dos clínicas de Córdoba se lo niegan: "No es un capricho, está en riesgo mi vida"

Luisina Barraud, de 27 años, denunció que ambas instituciones se declararon objetoras de conciencia. Por un síndrome genético que le diagnosticaron, si queda embarazada podría morir desangrada. Su batalla para que cumplan la ley.

Jueves 28 de Marzo de 2019

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16:27 | Jueves 28 de Marzo de 2019 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

En agosto de 2006, en la Argentina se promulgó la Ley 26.130 que establece el derecho a la anticoncepción quirúrgica de manera gratuita. Los únicos requisitos que se piden son ser mayor de edad y firmar un consentimiento. Pero 13 años después, muchas mujeres denuncian que cuando quieren acceder a la ligadura de trompas se les cuestiona la decisión, son sometidas a interrogatorios innecesarios, se les intenta cobrar o, en el peor de los casos, se les niega la práctica. Luisina Barraud, una cordobesa de 27 años, es una víctima. Por una enfermedad genética, si queda embarazada se puede morir. Pero incluso con este precedente, dos clínicas privadas rechazaron su pedido.

 

La decisión de Luisina no fue de un día para el otro. Empezó cuando en 2017, una reumatóloga le diagnosticó el síndrome de Ehlers Danlos, que afecta a los tejidos conectivos.

Consultada por TN.com.ar, explicó que los médicos le aclararon que no iba a poder ser mamá. "Si quedo embarazada, tengo riesgo de muerte. Mi útero no es capaz de llevar adelante una gestación de nueve meses. Es muy factible que se desgarre antes", aclaró a este medio.

Finalmente, a mediados de 2018 consideró que la mejor opción sería la ligadura de trompas. Antes había intentado que le colocaran un dispositivo intrauterino (DIU), pero le dijeron que eso también la podía lastimar. Ya no había un plan B. Tanto su pareja como su familia la iban a apoyar.

Pero Luisina no sabía que su lucha para acceder a la intervención recién estaba por comenzar. En la primera consulta con su ginecóloga, que atiende en la clínica José Enrique Carrá, en la ciudad cordobesa de San Francisco, recibió el primer portazo.

"La médica me la negó diciéndome que yo era muy joven, que todavía no había tenido hijos, que no le podía quitar la oportunidad a mi pareja de ser padre. Pensaba que era un capricho mio", cuestionó la joven a TN.com.ar.

Con la ley impresa en la mano, no se iba a rendir tan rápido. Luisina pidió una consulta con otro ginecólogo del Carrá. Este nuevo profesional sí estaba dispuesto a operarla, porque no era objetor de conciencia y estaba al tanto de la normativa. No fue suficiente. Cuando se acercó a la administración de la clínica para planificar la intervención, otra vez le dieron la espalda.

"Me dijeron que no me lo podían gestionar como una ligadura de trompas, que la iban a hacer pasar por un quiste ovárico sangrante. Me argumentaron que ellos no se manejan de esa forma. Y me advirtieron queme iban a cobrar más de 13 mil pesos, que no lo hacían gratis", aseveró indignada.

Desesperada, Luisina buscó otro centro privado de su prepaga y se acercó al Sanatorio Argentino. Allí, pidió una cartilla para buscar una médica mujer, porque suponía que iba a tener más empatía con ella. Pero se encontró con todo lo contrario. "La ginecóloga me preguntó un montón de cosas que no venían al caso. Me dijo que todo se trataba de 'la moda de los pañuelos verdes' y que ella no quería quedar pegada", recordó. Como si fuera poco, después de maltratarla, la echó del consultorio.

A pesar de que intentó atenderse con otro profesional de esa clínica, fue en vano. En la administración le dijeron que la institución se había declarado objetora de conciencia: "Se rieron literalmente en mi cara".

Después de tantos portazos, Luisina consiguió el visto bueno del jefe de Ginecología del hospital de San Francisco. Como el quirófano de ese centro de salud está en remodelación, todavía no pudo pautar una fecha para la operación. Sin embargo, aclaró que será dentro de poco.

A raíz de su historia, muchas mujeres le escribieron por las redes sociales para contarle experiencias similares. "Me llueven mensajes de personas que estuvieron en la misma situación que yo. A una mujer le quisieron hacer pasar la ligadura como una apendicitis", reveló a este medio. A su vez, también hubo usuarios que la insultaron y la juzgaron por su decisión. "Me estoy comiendo toneladas de insultos. Yo solo espero que esto sirva para que se conozca la ley. Nosotras no estamos para ser objetos ni incubadoras de nadie", concluyó.

El director médico a cargo de la clínica Enrique José Carrá habló con La Voz del Interior y aseguró que desconocía el caso de Luisina. Y aprovechó para invitarla a la clínica para hablar sobre el tema. Mientras que desde el Sanatorio Argentino, sostuvieron que la institución se había manifestado como objetora de conciencia para este tipo de casos.

El Ministerio de Salud provincial también se pronunció sobre el caso y aclaró que este tipo de casos no suelen suceder y que la experiencia de Luisina se trató de una "excepción". La directora de Maternidad e Infancia, Marcela Yanover, recalcó que la anticoncepción quirúrgica es una práctica que se "incentiva" desde el Gobierno.

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