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A un año de la muerte de Braian Toledo: el atleta olímpico que se convirtió en un superhéroe de película más allá de las medallas

El lanzador de jabalina fue víctima de un accidente de tránsito que le quitó la vida en su Marcos Paz natal. Campeón olímpico de la juventud y finalista en Río 2016, estaba camino a seguir escribiendo historia.

Sábado 27 de Febrero de 2021

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11:25 | Sábado 27 de Febrero de 2021 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

La noticia fue un balde de agua fría. De esas que uno nunca quiere recibir. Cuando el mensaje apareció en el celular, rápidamente, diferentes actores del deporte argentino comenzaron a preguntarse si eso que se decía de él era verdad. Y sí, lo fue. Una verdad muy dolorosa para todos aquellos que tuvieron la suerte de conocer a Braian Toledo.

A los 26 años, el deporte olímpico todavía no había visto la mejor cara del lanzador de jabalina argentino. Porque más allá de haber ganador la primera medalla de oro en la historia de los Juegos Olímpicos de la Juventud para Argentina en Singapur 2010, y luego de clasificarse a la final de la disciplina en los últimos Juegos Olímpicos en Río 2016, Braian esperaba ansioso los próximos ciclos olímpicos.

Uno de sus tantos sueños era ser campeón olímpico en Tokio 2020, que se postergó por la pandemia de coronavirus después de su muerte. Pero también pensaba con su ADN de atleta de alto rendimiento que su mejor versión la podría encontrar en París 2024 o más allá.

Ese era Toledo, una persona que sentía y vivía. Que supo salir de las oscuridades de una infancia difícil en un país en donde los más chicos siempre son los más lastimados por el sistema. Braian tuvo carencias de muy chico, pero eso no le importó para tomar la decisión de utilizar al deporte como un arma transformadora. Para su vida y para la de su mamá Rosa y la de sus hermanos.

Así fue como construyó una carrera en la elite del atletismo mundial. Desde el pasto crecido en Marcos Paz junto a su entrenador histórico, Gustavo Osorio, quien lo acompañó durante 13 años, hasta que separaron sus caminos después de la final olímpica en Brasil. Toledo conoció el mundo, pero nada de lo que pudo haber visto en las grandes ciudades le sacó de vista su misión: ser un ejemplo para los más jóvenes -él todavía lo era- y ayudar a aquellos que no habían tenido su suerte.

Será por eso que Braian tenía actitudes que lo hubieran convertido en el superhéroe perfecto para ser parte de un guión de película en Hollywood. Un morocho de casi 1.90 metros, con un cuerpo trabajado por el deporte y su conciencia de ser mejor cada día, que nació en un barrio humilde y pudo colgarse medallas de oro. Y además de eso, cuando viajaba en su moto, paraba en alguna esquina de Capital o de la provincia de Buenos Aires para darle dinero a una familia en situación de calle.

Esas actitudes tenían la firma de Toledo. Un chico ya maduro pero que, cada vez que lo cruzabas, parecía que nada había cambiado en su vida. Siempre sonriente, con un corazón puro, él era el personaje perfecto para guiar a las nuevas generaciones. Es más, le gustaba serlo. Por eso su contacto con jóvenes deportistas camino a lo que fueron los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires 2018 fue vital. Lo mismo que ocurrió cuando era convocado para charlar y contar su historia de vida a decenas de alumnos de alguna escuela pública o privada.

Braian llegaba a cualquier lugar e irradiaba una luz particular. De esas que sólo tienen los elegidos. De esos que tenían la capacidad de decir discursos que superaban la declaración ideal de un deportista. “Dejame decir algo sobre la palabra campeón. No sólo es ganar. Campeón es superarse día a día. A veces un campeón sale octavo, porque se superó. Ya ganó. Todo el mundo tiene su grado de campeonismo”, llegó a decir en una transmisión por TV en una de las tantas jornadas que aquel mega evento deportivo que disfrutó el público hace más de dos años.

Tal vez por eso su desaparición física fue tan dolorosa para el mundo del deporte argentino. Desde la máxima autoridad olímpica en la Argentina como Gerardo Werthein, el encargado de confirmar la noticia de su muerte en las redes sociales, pasando por amigos y compañeros, nadie todavía entiende por qué pasó lo que pasó esa madrugada del 27 de febrero.

Claro, son esas situaciones que les pueden pasar a los superhéroes como Braian. Porque Toledo no necesitó una medalla para ser una persona clave para la comunidad. Así fue que gracias a una empresa les dio materiales de construcción a varios merenderos para mejorar su situación edilicia. Allí, en la ONG Arriba los Pibes y Los Pepitos comen más de 200 chicos cada día. También, a finales de 2019, le tendió una mano solidaria a una sociedad de fomento en la La Plata que asiste a más de 400 personas.

Esa ayuda no se cortó a pesar de que Braian partió de este mundo. Lo sigue alguien tan valiosa y vital para el deporte argentino como lo es Paula Pareto, otra campeona de la vida que tomó las acciones que dejó el lanzador de jabalina y se hizo cargo de seguir con ese legado.

Sin quererlo, Braian Toledo se transformó en un héroe con el paso de los años. En uno de esos que parecen de ficción, pero que fue real. Tan real como su impulso de lanzar hasta el infinito, su clásica frase de cabecera. “Eso es no ponerte límites y dar lo mejor de vos”, decía cuando le preguntaban sobre sus ganas de ser alguien en el mundo del deporte.

Enumerar sus conquistas deportivas sería subrayar su costado menos sobresaliente. Claro, sus logros fueron muchos y, tal vez, su futuro iba a entregar su mejor versión. Por eso decidió irse a Finlandia para trabajar con el entrenador Kari Ihalainen, una eminencia en el arte de lanzar jabalina.

Aquella noche de verano, Marcos Paz perdió a su hijo pródigo. Su familia perdió al niño que creció y los ayudó a vivir una vida mejor. Su novia, Sofía, perdió a su gran amor. Y el deporte argentino perdió a su superhéroe.

“A esta vida vine a dejar lo mejor de mí y a ayudar a quienes creen que su vida nunca va a cambiar”. Y así lo hiciste Braian. Hasta el infinito...

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1 COMENTARIOS

Jose

| Domingo 28 de Febrero de 2021

No se por que se empeñan en usar ese término en otro contexto. "El hijo pródigo". La parábola del hijo pródigo, hace referencia a un joven que derrochó, despilfarro toda lo que había heredado de su padre. Prodigó significa derrochador y no tiene nada que ver el titulo por como lo recibió su padre. Su padre se alegró porque aún estaba vivo y no por lo que había hecho.

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