Algo salió mal!

Juan Martín del Potro: "Me siento totalmente realizado con el trabajo hecho en la Davis"

Antes del debut en París, el tandilense habló del entredicho con la AAT, de sus motivaciones y de su relación con Jimena Barón; por qué disfruta más del recuerdo que de pensar en el futuro

Lunes 29 de Mayo de 2017

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14:37 | Lunes 29 de Mayo de 2017 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

 Sin tratarse de su Grand Slam preferido, Roland Garros le dejó algunas huellas imborrables a Juan Martín del Potro. Como aquella semifinal de 2009 con Roger Federer, resuelta en cinco sets para el suizo. No era un año más: ya Rafael Nadal había perdido con Robin Soderling y lo que parecía una utopía, ganar en el polvo de ladrillo de París estando el español de por medio, brindó una posibilidad inmejorable de experimentar la gloria parisina. La capitalizó el suizo, sacándose una espina histórica. Dejó con bronca al tandilense, pero con buenas sensaciones a futuro, rubricadas en Nueva York: tres meses más tarde se tomaría desquite en el US Open, el gran sueño de toda su vida.

Pasaron cinco años desde que jugó su último Roland Garros, despidiéndose también con Federer y nuevamente en cinco sets. Muchas cosas cambiaron y sorprendieron al propio Del Potro, que lo siente como un torneo nuevo. Claro que su presente no abarca solamente recuerdos. Promediando la temporada posterior a un extraordinario y sorprendente regreso, que incluyó una medalla olímpica y la obtención de la Copa Davis, cuando abundaban las señales pesimistas, Del Potro tiene varios focos de atención a su alrededor: su verdadero nivel, el contrapunto con la Asociación Argentina de Tenis por su presencia o no en el repechaje con Kazakhstán, la etapa sentimental que marca su relación con la actriz Jimena Barón y los objetivos. Los temores que se instalaron después de su derrota en Lyon, manifestando molestias físicas, quedaron de lado. Una entrevista que les dio en conjunto a la nacion y a Clarín previo a su vuelta a París.

-Lo del segundo semestre de 2016 fue impactante. Ahora no estás en ese nivel. ¿Cuál es tu realidad?

-Voy como lo trato de hacer siempre: de menor a mayor. Si analizo los partidos que jugué, les gané a todos los que tenía que ganarles y perdí con Djokovic tres veces, con Raonic y con Federer, y en Lyon, donde no me sentí bien. Estaría preocupado si no me encontrara jugando bien o si mi revés en vez de evolucionar fuera cada vez peor. A nivel resultados, desde febrero hasta Wimbledon, vengo mejor este año, lo cual es positivo. Entiendo que por ahí hay otras expectativas de la gente, pero existe una realidad: en la segunda ronda me toca un Djokovic, como en Acapulco, o un Federer en Miami, y son partidos que no es lo mismo jugarlos en segunda rueda que en cuartos, porque en ese caso mi ranking seguiría subiendo. Me deja tranquilo que en Roma le gané al 9 (Nishikori) y al 11 del mundo (Dimitrov) y llegaba casi sin entrenar. Y después de acá viene una parte del año en que las superficies me ayudan para como está mi juego hoy.

-Se sabe lo que representa para vos el US Open, lo que sentís por jugar en Wimbledon, ¿pero qué te pasaba a la distancia y qué añorabas de Roland Garros?

-Hacía tanto que no venía que había perdido esa linda sensación que tengo ahora. Capaz que no es de mis Grand Slams preferidos, pero igual tiene sus detalles, tiene algo que lo hace especial. Haber hecho un gran torneo en el 2009, jugando contra Federer el año que él lo ganó, es también recordado por el público francés. También jugué un gran partido con Tsonga ese año. No es fácil hacer un gran torneo acá. Y en París también se la pasa muy bien.

-¿Y tus motivaciones como están?

-Es una búsqueda diaria de motivaciones, de desafíos. Mi caso rompió con todos los libros. Lo que hice en ese semestre fue sin preparador físico, sin coach, con ayuda de mis kinesiólogos. Con un sostén más emocional que otra cosa. No estaba planeado ni pensado así y es difícil de repetir este año. La Copa Davis nos dio una alegría, algo histórico a mí y al resto de los chicos. Es lógico que después de semejante hazaña a todos nos cueste volver a insertarnos en el circuito con la misma euforia con la que terminamos el año pasado. Mis ganas de jugar están intactas, la paso muy bien. Vuelvo a un torneo que hacía tiempo que no venía y me gusta jugar. Después vendrá el césped, donde me he sentido mejor con el correr del tiempo, y espero conseguir buenos resultados ahí.

-Fueron, los recientes, días de controversia por los dichos del presidente de la Asociación, Armando Cervone, luego tu réplica. Más allá de si jugás o no contra Kazakhstán, porque falta muchísimo, ¿tenés ganas de volver a jugar la Copa Davis alguna vez o con lo que hiciste el año pasado das por cerrado el capítulo?

-La verdad, pensar en Kazakhstán estando en un Grand Slam...

-Por eso, pensando más allá.

-Bueno, pero el presidente y otra gente sí están pensando en eso (en el repechaje). Por eso se dijeron algunas cosas que honestamente no sé por qué las dicen, se sacan palabras que yo no digo sin necesidad. Tanto yo como el resto de los chicos que ganamos en Croacia, si alguien nos nombra la Copa Davis, lo primero que se nos viene a la cabeza es Zagreb. Y Glasgow también. Cada serie que jugamos, todo el año vivido. Interiormente tengo a flor de piel el recuerdo del US Open. ¡Y fue hace casi diez años! Así que imaginate lo que es la Davis para cada uno de nosotros. O lo de Río, donde tuve la mejor semana de tenis de mi vida en esos Juegos Olímpicos. Cuando nombramos la Davis los recuerdos que se nos vienen son los mejores que cualquier tenista puede soñar. Yo me siento totalmente realizado con el trabajo hecho hasta el año pasado, con lo que es la Davis y cada uno de los participantes de eso se siente igual y hoy trata de disfrutar mucho más el logro histórico que volver a pensar en otra cosa.

-En este momento de tu vida estás viviendo una situación especial. ¿Cómo te trata el amor, cómo influye en tu carrera y en tu vida?

-Bien, para mí también es una compañía. Para los tenistas la parte emocional es muy importante. He tenido los mejores seis meses de mi carrera sin entrenador, sin equipo, pero muy bien emocionalmente y con muchas ganas, y ahora estando en pareja también me da una contención linda. No es fácil por la vida del tenista, pero lo importante es que cada uno respete su trabajo, sus prioridades. Y después, todo lo que sume para estar bien y mejor en la cancha es bienvenido.

-Superado el tema de los dolores que sufriste en Lyon entonces.

-Sí, ya bien. Contento de estar acá. Hasta lo veo como un torneo nuevo: cambió la infraestructura desde la última vez que estuve en el 2012. Me siento con ganas de volver a jugar un Grand Slam. Me recuerda cuando hice semifinales acá. Otras veces, cuartos. Siempre me fue bien. Volver me trae lindas sensaciones. También entiendo cómo es mi presente, mi realidad. Y con todo lo que me pasó con mi familia (NdR: el fallecimiento de su abuelo materno), mi preparación para un torneo tan importante no es la ideal ni la que hubiera querido. Pero en Roma hice buenos partidos y lo de Lyon me sirvió para entrenar y ver cómo estoy físicamente. Lógico me gustaría estar mejor.

-¿Cómo te irías contento de aquí?

-Poder jugar ya me pone contento. No me gusta debutar contra Guido (por Pella), no es un lindo partido para nosotros. Había muchos clasificados para que justo nos tocara, a él también, y nos pasó. Más allá de lo vivido en la Davis, tenemos una gran amistad. No es fácil el partido, es una superficie que a mí me cuesta más y él viene con tres partidos encima y su nivel, gracias a Dios, fue mejorando en estos tiempos, lo que me pone contento por él. Pero ya jugar y volver a encontrarme con el público de Francia me deja tranquilo. Lo mismo que saber que en poco tiempo ya arranco en pasto, que es donde apunto a que me vaya mejor.

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