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La otra potencia: "Nadie nos dice qué hacer"

A 40 años del inicio del proceso de apertura económica, el presidente chino, Xi Jinping, prometió hoy un "nuevo milagro" económico que "impresionará al mundo".

Miércoles 19 de Diciembre de 2018

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12:22 | Miércoles 19 de Diciembre de 2018 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Mandó un mensaje al gobierno de Donald Trump, al asegurar que nadie está en posición de dictar a China lo que debe hacer. Durante una hora y media, Xi celebró el 40 aniversario de reformas que sacó a 740 millones de personas de la pobreza y llevó a Pekín a convertirse en la segunda economía mundial.

"Con una civilización de más de 5.000 años nadie puede decirle a China lo que debe o no debe hacer", aseveró, en una declaración que sonó como dirigida a Trump en medio de las tensiones comerciales con Estados Unidos. En el discurso, aseguró que el Partido Comunista chino es la "única guía" capaz de llevar al país al "nuevo milagro", porque una nación como China "debe tener grandes aspiraciones".

Los 40 años de aperturas y reformas crearon las bases para un "nuevo comienzo", dijo Xi y destacó el orgullo de "una nación entera" capaz de recuperarse "de los errores de la Revolución Cultural" y de ir, desde diciembre de 1978, hacia "una Nación socialista modernizada".

En la Gran sala del pueblo, para las celebraciones de la "histórica decisión" impulsada por Deng Xiaoping y aprobada por el PCC, Xi aseguró que el proceso continuará y advirtió que "no será fácil". Las reformas podrían conducir a "tormentas repentinas", advirtió. El objetivo no es "volver", sino "ampliar el alcance de las medidas que conducen al progreso", y eso siempre tendrá la guía y el punto de referencia en el Partido Comunista", sostuvo.

Con el aumento de las tensiones de seguridad y en medio del conflicto comercial con Estados Unidos, Xi habló de esfuerzos más activos para "una economía más abierta en el mundo", además de aseverar que China no es, de ninguna manera, una amenaza. Pekín "se opone claramente al autoritarismo y a la hegemonía y trabaja" para defender "el orden internacional".

El presidente chino defendió, además, la unidad e integridad de China y las relaciones con Hong Kong y Macao con el modelo "un país, dos sistemas", y el principio "una China" en relación con Taiwán, considerada una provincia rebelde. Xi citó a Deng ("la pobreza no es el socialismo") y enumeró los diferentes números del "milagro sin precedentes": 740 millones de personas salidas de la pobreza, la posición de la segunda economía mundial, un PIB que aumentó en promedio un 9,5 en los 40 años (frente a una tasa global del 2,9%), además de una participación mundial del 1,8% de 1978 hasta más del 15% en la actualidad.

"Los tormentos del hambre, la falta de comida y de ropa que habían perseguido a nuestro pueblo durante miles de años han terminado y no volverán", señaló Xi, y recibió aplausos que se repitieron varias veces en el discurso de casi una hora y media. "Cupones de cereales, cupones de ropa, cupones de carne, cupones de pescado, cupones de aceite, cupones de tofu, libretas de comida, cupones de productos y otros documentos de los que la gente antes no podía pasar ahora han quedado consignados al museo de la historia", indicó Xi.

El dirigente chino resaltó también en su intervención la apuesta por continuar las reformas en China, porque "la apertura -concluyó- trae progreso". 

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