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Campaña presidencial en Brasil: Lula da Silva apunta ahora a su eventual rival en 2026

El presidente y líder del PT, que buscaría la reelección, plantea relegar el caso Bolsonaro. Y hace blanco en su eventual rival, el gobernador paulista Tarcísio de Freitas.

Domingo 14 de Septiembre de 2025

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22:32 | Domingo 14 de Septiembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

En lo que parecería un anticipado inicio de la campaña electoral en Brasil, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva planteó la estrategia de relegar el caso de Jair Bolsonaro, ahora que ya se fijo sentencia por golpismo, y enfocarse en el rival que supone que lo enfrentará en las presidenciales del año entrante. Se trata del gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas, un derechista amigo del ex presidente y que está radicalizando su discurso para intentar representar a ese enorme electorado opositor.
 
Recordemos que Lula derrota a Bolsonaro en las elecciones de octubre de 2022 por 1,8% de los votos. El ex presidente perdió con una masa de votos sin precedentes para un postulante derrotado. Ahí miran sus aliados. Bolsonaro está inhibido de participar en política y acaba de ser condenado a 27 años y 3 meses de cárcel por el intento de golpe contra Lula.
 
El líder del PT, entre tanto, aún no ha indicado si buscará la reelección, pero su imagen ha crecido de manera notoria como consecuencia del ataque arancelario del gobierno de Donald Trump, que presionó con gravámenes de 50% para que se anule el juicio a Bolsonaro. De modo que la alternativa electoral la descuentan los analistas.
 
De Freitas tampoco ha anunciado su postulación, pero también aparece en todos los radares, con Bolsonaro anulado.
 
El diario Folha de Sao Paulo señaló en su portal, que el gobierno prefiere pasar la cuestión Bolsonaro a un segundo plano “concentrándose en los programas gubernamentales y los ataques al gobernador de São Paulo”.
 
El Partido de los Trabajadores priorizará “la popularidad de Lula ya demostrada por las encuestas”, y hacer blanco en Tarcísio de Freitas, considerado el nuevo exponente de la derecha y casi seguro oponente en 2026.
 
Esta orientación provino del propio Lula y se sugirió que la acompañen sus ministros, los legisladores y el resto del liderazgo partidario. La orden es anunciar con bombos y platillos los programas sociales que se lanzarán, especialmente la exención del impuesto sobre la renta, y el nivel récord de empleo. En cuanto a Tarcísio, un video publicado por el PT atacándolo es solo un anticipo, dice el prestigioso diario paulista. Se está preparando una nueva tanda.
 
Los otros nombres en danza
Hay otros competidores en esta disputa cuando restan más de 390 días para la primera vuelta electoral. Uno, importante, también desde la derecha, es el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, un dirigente liberal quien anunció recientemente su candidatura y ya está haciendo campaña.
 
Tampoco es claro qué sucederá con otra fuerza del centro derecha y con fuertes vínculos con Lula, el Partido Social Democrático, fundado por el ex alcalde de San Pablo, Gilbert Kassab
 
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, hace un gesto mientras asiste al desfile del Día de la Independencia en Brasilia, Brasil, el 7 de septiembre. Foto ReutersEl presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, hace un gesto mientras asiste al desfile del Día de la Independencia en Brasilia, Brasil, el 7 de septiembre. Foto Reuters
La presidente del PT Gleisi Hoffman, una dirigente de fuerte línea de lo que sería la izquierda partidaria, que en gran medida el gobierno abandonó, describe a esa organización como “la derecha responsable”, para diferenciarla del bolsonarismo. Lo cierto es que el PSD tuvo un extraordinario rendimiento en las pasadas elecciones municipales de Brasil. Ganó por enorme diferencia, y con apoyo público de Lula, nada menos que la alcaldía de Río de Janeiro al candidato de Bolsonaro, en la ciudad donde ha hecho su carrera política.
 
Lula y su gente se animan más al futuro atento a datos, como la encuesta de Datafolha, realizada en 113 ciudades del país, que determinó que el índice de aprobación del presidente sube al 33%, el más alto del año, y se acerca a la desaprobación, con un 38%. Otro 28% considera que el gobierno es regular, pero no lo baja a malo. La encuestadora preguntó a los eventuales votantes sobre su aprobación o no del desempeño de Lula. La opinión se mantuvo estable: el 48% lo aprueba, en comparación con el 46% de julio, mientras que el porcentaje de quienes opinan lo contrario bajó del 50% al 48%.
 
Importa esta información porque el tercer gobierno de este dirigente socialdemócrata enfrentó importantes dificultades, especialmente del lado económico y arrancó este año acosado por una crisis política y cuestiones sociales ligadas al costo de vida. El ataque arancelario norteamericano no agravo esos problemas, debido a que la mayoría de las exportaciones brasileñas a EE.UU. son commodities que pueden ser redirigidas a otros mercados, de modo que el efecto es menos de uno por ciento del producto.
 
Si tuvo un efecto político por la decisión del gobierno de evitar réplicas, para no preocupar a los inversionistas, demandar diálogo y lograr acuerdos para quitar de la nómina de sanciones a rubros tan importantes como la fábrica de aviones Embraer.
 
Un punto que miran los bolsonarista es que el ex presidente, tiene un índice de aprobación del 22% y de desaprobación superior al 50%.
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