(Análisis de CARLO PAGNI).- Milei pretende ser reconocido mundialmente como un profeta extravagante, mientras los inversores esperan respuestas y el sistema energético engendra su crisis
Jueves 23 de Mayo de 2024
08:00 | Jueves 23 de Mayo de 2024 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
En la concentración de este miércoles en el Luna Park Javier Milei volvió a indicar el perfil con el que prefiere ser reconocido. No es el de un líder político. Tampoco el de un jefe de Estado. Milei disfruta cuando se lo reconoce comoun profeta extravagante. La presentación de Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica, su nueva obra editada por Planeta, se convirtió en parte de un show en el que cantó como astro de una banda.
El nuevo libro salió a la luz envuelto en una polémica por plagios. Inesperada coincidencia con el denostado Pedro Sánchez, acusado en España por copiar sin citar párrafos enteros de su tesis de doctorado. El trabajo que se presentó en el estadio de Corrientes y Bouchard es una compilación de textos muy variados. Allí conviven discursos como el de apertura de sesiones del Congreso, o el que pronunció en Davos, con una memoria de sus predilecciones doctrinarias. La segunda sección, a la que el autor otorga más relevancia, es para él una especie de legado teórico sobre macroeconomía, elaborado con fórmulas y gráficos.
El escritor es también un showman, acompañado por músicos celestiales, los hermanos Benegas Lynch, “Bertie” y Joaquín, y por un colega del mundo literario, Marcelo Duclos, coautor de Milei. La revolución que no vieron venir. Si detrás de esta fiesta se quieren detectar señales políticas, hay un ramillete de detalles: todos los carteles que rodeaban ayer el Luna Park exaltaban la figura de Karina Milei, apelada siempre como “El Jefe”. La organizadora del incipiente partido oficial es también una flamante tuitera. Se ve que ya tiene cosas que decir. Los insidiosos hacían circular una pregunta: “¿Viene “Nico” Posse? No habrá casta, pero sigue habiendo internas. Otro pormenor, menos decisivo pero curioso, fue el ingreso de una columna de fuerzas del cielo, no demasiado poblada, con Daniel Scioli a la cabeza. Un reencuentro del antiguo motonauta con otras celebridades de los ‘90, como Zulemita Menem o Yuyito González. Anarco-libertarios de todas las horas.
Más llamativo que el despliegue sobre el escenario fue lo que ocurría entre la muchedumbre. Miles de feligreses representando una coreografía con fervor pentecostal, abrazados a un tomo recién adquirido a 25.000 pesos, como a una Biblia laica. ¿Entenderían todos los postulados monetaristas, bastante herméticos, del gurú que lo redactó? Importa poco. La misa en latín era para la mayoría incomprensible. Pero cumplía igual su cometido. Emocionaba.
El montaje de este miércoles fue otra entrega de la maquinaria escenográfica de La Libertad Avanza. El propósito principal es destacar la excentricidad del Presidente. Esos rasgos que, sintetizados en el modo de despeinarse, recuerdan que se trata de alguien distinto, a quien es imposible identificar con los rasgos convencionales de un político.De eso se trata hoy el liderazgo: llamar la atención y desmarcarse de “la casta”. Esa es la razón por la cual no hay que ir a buscar en el nuevo libro nada parecido a un programa de gobierno. Esas páginas son el mensaje de un predicador de escala universal, más interesado en denunciar las miserias del presente y divulgar una doctrina redentora, que en comunicar las rutinas de un administrador.
El Milei que canta y escribe libros es el mismo que se autorretrató este martes delante de Antonio Laje, cuando el periodista le recordó que hay quienes lo critican por haber utilizado el avión oficial para una visita privada, como la que realizó a España. Dijo, utilizando una tercera persona de resonancias maradonianas, que quienes lo criticaban eran “liliputienses que no están acostumbrados a ver a una persona que es uno de los cinco líderes más importantes del mundo”. Enseguida corrigió y se recategorizó como “uno de los dos líderes más importantes del mundo”, altura desde la cual, al cabo de un par de frases, preguntó:“¿Usted se va a poner a discutir con una cucaracha?”. Una simpática licencia retórica que se concedió quien, un rato antes, había condenado al socialista Sánchez por descalificar a sus críticos con argumentos ad hominem. Minucias, trivialidades, que podrían ser refutadas con un dato inapelable: ayer Milei fue durante varias horas trending topic de la red X en España. Fin.
La tensión con el gobierno español se mantuvo a raíz de una presentación de Sánchez en el Congreso de los Diputados. Allí el primer ministro siguió sacando partido de la polémica con Milei, hostigando a Santiago Abascal, el líder de Vox. En plena campaña electoral por las elecciones europeas, el socialismo insiste en discutir con ese partido de ultraderecha, que obtuvo el año pasado apenas 12% de los votos y que, según todas las encuestas, está destinado a perder también en los comicios del próximo 6 de junio. Es el principal servicio que Milei prestó a Sánchez: poner en un primer plano a Vox y opacar al Partido Popular. Es la fuerza de Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso, Mariano Rajoy y José María Aznar. Los populares ganaron las elecciones nacionales del año pasado, y prometen imponerse de nuevo en las europeas. Son el verdadero problema de Sánchez, como se notó ayer con el demoledor discurso que le dedicó Feijóo en el parlamento. Allí le mostró la tapa de numerosos diarios que se referían a la corrupción oficial, de la que se habla a raíz de las acusaciones contra Begoña Gómez, la esposa de Sánchez, investigada, pero no imputada, por tráfico de influencias. “Esto no lo hizo Milei, esto lo hizo Usted solito”, le dijo Feijóo a Sánchez.
Al fraseo propio de esta controversia transatlántica ayer se incorporó otro elemento de discordia: la reafirmación propalestina del gobierno de España, que en el caso de la vicepresidenta Yolanda Díaz, adquiere una modulación mucho más extrema: la de sugerir la desaparición del Estado de Israel. Es la tesis que se cifra en el eslogan “Palestina será libre desde el río hasta el mar”. Las diferencias con el alineamiento de Milei van adquiriendo nuevas dimensiones. Todo converge hacia una situación muy novedosa: pocas veces el voto de los españoles en la Argentina tendrá tanto significado como en las elecciones que se celebrarán entre el 6 y el 9 del mes que viene.
Más allá de las descalificaciones, la crisis con el gobierno de España roza aspectos relevantes de la vida material. No sólo porque los grandes inversores de ese país en la Argentina se pronunciaron a favor de Sánchez. España ha sido siempre el principal puente con Europa, en especial para dos operaciones: el acuerdo comercial con el Mercosur y el ingreso de la Argentina a la OCDE. Además, España tiene una voz que puede influir, por su condición de país europeo, en el Fondo Monetario Internacional. Son aspectos del entredicho que, al parecer, tienen sin cuidado a Milei. Pero de los que desde hace 48 horas se está ocupando Diana Mondino, en conversación con algunos diplomáticos amigos del Viejo Mundo.
Estas inquietudes se inscriben en el marco general de un problema decisivo: la capacidad de la economía argentina para atraer inversiones que agilicen la salida de la recesión. Ayer el Indec consignó que el Estimador Mensual de Actividad Económica de marzo registró una caída de 8,4% respecto del mismo mes del año anterior.
Existe un consenso muy extendido de que va a ser difícil reanimar la inversión si no se despeja la gran incógnita de la gestión de Luis Caputo: ¿qué régimen monetario y cambiario pretende adoptar? Sin responder a esta pregunta es difícil, inclusive, suscribir un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional que incluya desembolsos adicionales. Hay especialistas que miran el horizonte con alguna inquietud. Por ejemplo, temen por la presión que ejercerán sobre las reservas del Banco Central las importaciones, que deberán ser pagadas en su totalidad a partir de julio. Es decir, a partir del mes en que las liquidaciones por exportaciones agropecuarias son menos caudalosas.