Carlos Sainz, Max Verstappen, Franco Colapinto y otros pilotos cuestionaron el histórico circuito callejero: ¿Sigue siendo Mónaco digno de la F1?
21:42 | Domingo 25 de Mayo de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El glamour, los yates, las curvas imposibles y la historia no alcanzan. El Gran Premio de Mónaco, uno de los íconos más longevos de la Fórmula 1, volvió a generar una pregunta incómoda que retumba en los boxes y en los micrófonos post-carrera: ¿Sigue teniendo sentido correr en este circuito?
La edición 2025 dejó una postal que ya se está volviendo costumbre: poca acción, sobrepasos nulos y estrategias que rozan lo antideportivo sin cruzar la línea de lo ilegal. Y esta vez, fue Carlos Sainz quien alzó la voz con una frase tan sincera como demoledora: “Mónaco te permite manipular la carrera de la manera que vos querés”.
El español de Williams no solo fue protagonista de una polémica jugada táctica, sino que decidió exponerla públicamente. En un circuito donde es casi imposible adelantar, las carreras se convierten en partidas de ajedrez en cámara lenta, y los equipos aprovechan cada rendija del reglamento para ejecutar planes que, si bien no violan ninguna norma, sí abren un fuerte debate ético.
El problema no es nuevo, pero se agrava
Sainz explicó sin tapujos cómo diferentes pilotos —incluyéndose a sí mismo— redujeron su ritmo de forma drástica para beneficiar a sus compañeros de equipo durante las dos paradas obligatorias que introdujo la FIA para “dinamizar” la carrera. El resultado fue todo lo contrario: una competencia lenta, artificial y predecible.
“A nosotros nos manipularon la carrera al principio… Luego yo hice lo mismo para ayudar a otro piloto. Lo hice antes con McLaren también. Cada año se hace más”, confesó, con una honestidad que expuso el verdadero talón de Aquiles del circuito monegasco.
Incluso bromeó con el nivel de monotonía al que llegó el GP: “Iba tan aburrido que iba pensando ideas para cambiar el reglamento. Algunas eran muy raras, pero hay que pensarlo”.
Verstappen, irónico y frustrado: “¿Por qué no tiramos bananas?”
Max Verstappen no se quedó atrás. El cuatro veces campeón del mundo terminó 4° tras una parada tardía y, como suele hacer, no tuvo filtro para criticar la carrera ni las nuevas reglas. “No importa cuántas paradas hagamos, acá no se puede adelantar. Era como Mario Kart, faltaban las bananas”, disparó con sarcasmo. La intención de la FIA de revitalizar el espectáculo terminó siendo un tiro por la culata.
Un circuito que se quedó en el tiempo
La falta de alternativas reales para adelantar y la facilidad para controlar el ritmo de carrera sin consecuencias deportivas hacen que Mónaco funcione con otras reglas. ¿Hasta qué punto se puede tolerar una competencia “manipulada, según los protagonistas, si es parte de la estrategia? ¿Y qué valor tiene una victoria conseguida sin pelea rueda a rueda?
“El espíritu es el mismo que en Singapur 2008. No forzás un accidente, pero manipulás el resultado”, dijo Sainz, comparando con el escándalo del “Crashgate”.
Incluso pilotos que se beneficiaron del sistema, como el argentino Franco Colapinto, lo pusieron en duda: “Fue como salir un domingo a la ruta con la familia. Muy lenta, muy aburrida. A nosotros nos gusta empujar”.
¿Qué sigue para Mónaco?
Con cada temporada, los cuestionamientos crecen. El trazado es legendario, sí, pero también representa un anacronismo técnico que ya ni los pilotos toleran. ¿Seguirá la Fórmula 1 justificando su permanencia solo por el prestigio histórico y el marketing?
Mientras la F1 busca atraer a nuevas audiencias, Mónaco ofrece un espectáculo cada vez más difícil de defender. Y si los propios pilotos lo sienten así, ¿quién se atreve a decirles que están equivocados?