Fue por 43-10, lo que representó su peor caída como local.
Nueva Zelanda jamás había perdido en casa por más de 15 puntos.
11:07 | Sábado 13 de Septiembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
Wellington fue escenario de un terremoto para el rugby mundial. En la cuarta jornada del Rugby Championship, Sudáfrica aplastó a Nueva Zelanda por un categórico 43-10 y le propinó a los All Blacks la peor derrota de su historia como locales. Los Springboks, vigentes campeones del mundo, no solo se cobraron revancha de la caída sufrida la semana anterior en Auckland (24-17), sino que además recuperaron el primer puesto del ranking de World Rugby y dejaron el certamen completamente abierto.
La magnitud del resultado habla por sí sola. Nueva Zelanda jamás había perdido en casa por más de 15 puntos, pero en esta ocasión la diferencia se estiró hasta 33, con un marcador lapidario que reflejó la supremacía sudafricana, sobre todo en la segunda parte, donde el parcial fue de 36-0. Una paliza sin atenuantes que marcó un contraste brutal con la paridad exhibida en Eden Park siete días atrás.
El inicio del partido parecía indicar otro rumbo. Los hombres de Scott Robertson se fueron al descanso en ventaja 10-7, gracias a un try de Leroy Carter y las patadas de Damian McKenzie, que neutralizaron una conquista de Cheslin Kolbe para los visitantes.
Sin embargo, la ilusión neozelandesa se desmoronó en la reanudación. Los Springboks salieron decididos a imponer su poderío físico y su intensidad defensiva, y encontraron la llave para desbordar a su rival una y otra vez.
Los jugadores de los All Blacks se toman la cabeza durante un instante del partido. Foto AP Photo/Marty MelvilleLos jugadores de los All Blacks se toman la cabeza durante un instante del partido. Foto AP Photo/Marty Melville
Kolbe volvió a desequilibrar con otra marca, y de allí en más el vendaval verde fue imparable. Damian Willemse, Andre Esterhuizen, Kwagga Smith y RG Snyman apoyaron en el ingoal neozelandés, mientras que Manie Libbok se encargó de sumar puntos con el pie para completar un recital ofensivo. Nueva Zelanda, desconcertada, no pudo volver a anotar. El Sky Stadium se convirtió en testigo de una tarde negra para un equipo acostumbrado a la gloria en su territorio.
La derrota tiene varias lecturas. En primer lugar, golpea el orgullo de los All Blacks, que ven amenazada su aura de invencibilidad en casa. También pone en entredicho la gestión de Robertson, que había comenzado su ciclo con expectativas renovadas. Por el lado sudafricano, la victoria reafirma el peso de una selección que desde hace años se mueve entre la tradición y la modernidad con igual eficacia, apoyada en un plantel que combina solidez táctica y un poderío físico pocas veces visto.
El Rugby Championship, a falta de dos jornadas, quedó más apretado que nunca. Australia lidera con 11 puntos, beneficiado por los bonus, mientras que Sudáfrica y Nueva Zelanda suman 10, y Argentina, que venció a los Wallabies en Sídney por 28-26, está a tiro con 9. La definición promete emociones fuertes y cada detalle puede ser determinante.
El festejo de los jugadores en Nueva Zelanda. Foto AP Photo/Marty MelvilleEl festejo de los jugadores en Nueva Zelanda. Foto AP Photo/Marty Melville
En lo que viene, los Pumas afrontarán dos duelos consecutivos ante Sudáfrica: el 27 de septiembre en Durban y el 4 de octubre en Twickenham, en un partido que se jugará en el mítico estadio inglés pero con los argentinos como locales. Los All Blacks, por su parte, recibirán a Australia en Auckland antes de cerrar su campaña contra los propios Springboks en Perth.
Lo cierto es que el golpe en Wellington será difícil de digerir para los neozelandeses. No solo por la estadística que quedará marcada en la historia, sino porque enfrente tuvieron a un rival que supo esperar su momento y cuando lo encontró, no dudó en mostrar todo su arsenal. Sudáfrica dio un golpe de autoridad y recordó al mundo del rugby por qué sigue siendo el campeón del planeta.