
Trágico siniestro vial: un ciclista murió tras ser embestido en Av. Mártires de la Dictadura
Internacionales
Robert Durst estuvo en la mira de los investigadores por la desaparición de su esposa y el asesinato de su mejor amiga y su vecino. Si bien logró evadirlos durante décadas, un descuido permitió que lo atraparan.
Lunes 08 de Diciembre de 2025
09:52 | Lunes 08 de Diciembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
En el centro de tres investigaciones criminales que se llevaron a cabo durante casi 40 años, el nombre del empresario Robert Durst siempre estuvo presente: en el caso de la desaparición de su esposa Kathleen McCormack en 1982; el asesinato de su amiga íntima Susan Berman en 2000; y el crimen de su vecino Morris Black en Texas en 2001.
A pesar de las sospechas de los investigadores, pasó años esquivando a la Justicia, ya sea cambiando su domicilio, usando identidades falsas y aprovechando cada vacío legal que encontraba. En algún punto, se convirtió en alguien inalcanzable y su impunidad subió de nivel con el paso del tiempo.
Sin embargo, sus planes se desmoronaron cuando cometió un error inesperado durante la grabación del documental The Jinx. Allí, sin saber que su micrófono aún estaba prendido mientras iba al baño, murmuró: “¿Qué hice? Los maté a todos”.
Esa confesión involuntaria reactivó la causa por la muerte de Susan Berman y dejó abierta la puerta para que la Justicia avanzara, por primera vez, con una acusación directa en su contra.
Robert Durst nació el 12 de abril de 1943 en la ciudad de Nueva York y creció en el seno de una de las familias dedicadas al rubro inmobiliario más influyentes del país. Fue el primogénito de Seymour Durst, quien construyó un imperio comercial en Manhattan y lo crió bajo una estricta disciplina.
Desde muy chico vivió rodeado de lujos y privilegios, pero también de episodios traumáticos como el suicidio de su madre, Bernice. Él mismo contó que presenció cómo ella se tiró del techo de su casa cuando tenía siete años. Esta secuencia lo marcó y provocó un quiebre en su personalidad, ya que a partir de ello, comenzó a presentar conductas agresivas y constantes con su entorno.
Por este motivo, su relación con su padre y sus hermanos se tornó distante. No toleraba la autoridad ni las órdenes, y tenía episodios de enojo muy intensos. Años más tarde, sus familiares lo definirían como una “persona peligrosa”, aunque Robert siempre negó esas acusaciones.
En su juventud temprana, estudió en la Universidad de Lehigh y se recibió como licenciado en Economía, luego realizó un posgrado para trabajar en la empresa de su padre, pero nunca llegó a ocupar un rol de líder. En cambio, su hermano menor fue el elegido para suceder a Seymour. Esto profundizó la tensión en la relación entre ambos.
El 31 de enero de 1982, Kathleen McCormack, la esposa de Robert Durst, desapareció sin dejar rastro. Tenía 29 años -mientras que él tenía 10 más- y estaba a punto de recibirse en la facultad de Medicina.
Antes de que se la viera por última vez, habló con amigos y familiares sobre su matrimonio y contó que ambos atravesaban una mala etapa. Además, apuntó contra Robert por ser controlador, maltratador y violento.
Según el relato de Durst, la noche de su desaparición la dejó en una estación de tren para que regresara a Nueva York, pero nadie más la volvió a ver.

Durante años, la causa quedó estancada ya que no se encontró el cuerpo y no había sospechosos imputados. En ese contexto, la familia de la víctima denunció que hubo irregularidades en la investigación inicial. En principio, sostuvieron que los policías no entrevistaron a Durst cuando tenían que hacerlo y que varios informes periciales quedaron sin completar.
Mientras tanto, el empresario mantuvo su postura como inocente y que no sabía nada de lo que le había pasado a su esposa.
Recién 18 años más tarde hubo un avance en la causa cuando la familia McCormack presionó a la fiscalía para desarchivar el expediente y presentó documentación que validaba los abusos que la joven había denunciado en vida. Durst volvió a estar en el centro de las sospechas, pero otro hecho inesperado complicó su situación.
El 24 de diciembre de 2000, en plenas fiestas navideñas, Susan Berman fue encontrada muerta con un disparo en la cabeza en su casa ubicada en la ciudad de Los Ángeles.
Se trataba de una periodista y una amiga íntima de Durst, quien, según la fiscalía, era la única persona que podía reconstruir lo que había pasado durante la noche en la que Kathleen desapareció.
Para los investigadores, Susan fue una especie de “confidente” de Robert y había actuado como su vocera cuando llamó a la facultad de McCormack para justificar su ausencia el día después de su desaparición.
Años más tarde, esa llamada sería clave para demostrar que Kathleen nunca llegó a su departamento y que alguien quiso simular que aún seguía con vida.
Otro elemento llamativo fue una carta anónima que se envió a la policía de Beverly Hills el 23 de diciembre de 2000. En su interior, había una nota que contenía la dirección de Berman y la palabra “cadáver” escrita en mayúsculas.
Este manuscrito fue analizado por peritos especializados en caligrafía y detectaron que la letra era muy similar a la de Robert Durst. Sin embargo, él sostuvo que no tuvo nada que ver en el hecho.
En 2001, mientras crecían las sospechas por los otros dos casos, Durst se mudó a Texas con la motivación de esconderse. Por este motivo, se disfrazó de mujer y vivió en un pequeño departamento con una identidad falsa.
El 9 de octubre de ese mismo año, Morris Black, uno de los vecinos de Robert, fue encontrado descuartizado en una bahía. Sus restos habían sido colocados cuidadosamente en bolsas de plástico, separadas una de la otra.
La policía puso en la mira a Durst luego de que los vecinos del edificio en donde vivía él y la víctima afirmaran que ambos tenían una mala relación y que discutían constantemente.
Si bien Robert intentó huir de los agentes, fue detenido y acusado de asesinato. Sin embargo, en los días posteriores, optó por una estrategia que sorprendió hasta a su propio abogado: en su declaración, confesó que había desmembrado el cuerpo de Black pero dijo que todo había sido “un accidente” tras una pelea. Su justificación era que había actuado en defensa propia.
En 2003, Robert Durst fue absuelto de la acusación luego de un juicio por jurados, que aceptó su argumento de legítima defensa. Sólo fue condenado por haber manipulado evidencia y por haber violado la libertad condicional.
En 2015, la serie documental The Jinx tomó un rol que fue decisivo en el destino de Robert Durst. El director del proyecto, Andrew Jarecki, había pasado años investigando su vida y los tres casos en los que aparecía involucrado.
El equipo de producción logró algo que la Justicia no había conseguido: que Durst aceptara hablar frente a cámara. Durante varias entrevistas, se mostró confiado y dispuesto a responder casi todas las preguntas. Sin embargo, los realizadores contaban con documentos que nunca habían salido a la luz y que ponían en duda muchas de sus versiones.
Pero lo fundamental ocurrió durante la grabación de una de las últimas entrevistas. Después de un momento de tensión, Robert pidió ir al baño sin sacarse el micrófono. En ese momento, el creyó que ya no lo estaban grabando, así que cuando estuvo solo, empezó a murmurar frases, como si estuviera hablando consigo mismo. Entre ellas, pronunció una línea que cambiaría el rumbo de la causa: “¿Qué hice? Los maté a todos, por supuesto”.
Luego del estreno del documental, ese fragmento fue el eje de un escándalo internacional. En este sentido, la fiscalía de Los Ángeles, que investigaba el caso de Susan Berman, lo tomó como un indicio fundamental de que Durst sabía más de lo que siempre había dicho.
El 14 de marzo de 2015, un día antes de que se emitiera el episodio final de The Jinx, Robert Durst fue detenido por agentes del FBI y se lo acusó de asesinato en primer grado por el crimen de Berman.
El proceso judicial demoró varios años. Si bien el juicio comenzó en 2020, la pandemia demoró las audiencias y se retomaron recién al año siguiente.
En septiembre de 2021, el jurado lo declaró culpable y, un mes después, recibió la condena de cadena perpetua. Para ese momento, Robert tenía 78 años y su salud estaba deteriorada.
En paralelo, la fiscalía de Nueva York avanzó con la imputación de Durst por el caso de su esposa Kathleen. Sin embargo, el sospechoso murió en enero de 2022, mientras esperaba su traslado para enfrentar ese proceso.
La amiga que sabía demasiado

Otro crimen atroz

Un error que lo expuso todo


DEJANOS TU COMENTARIO
Las Más Vistas

Trágico siniestro vial: un ciclista murió tras ser embestido en Av. Mártires de la Dictadura

Un incendio destruyó por completo una carnicería en Av. Malvinas Argentinas

Un camión de una empresa de combustible quedó varado en una calle del barrio Evita

Reconocen el rodado involucrado en un siniestro vial del sábado

Una camioneta quedó varada en una zanja y debió ser asistida por una grúa municipal
Top Semanal
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR
LOCALES
NACIONALES
INTERNACIONES
DEPORTES
SOCIEDAD
Horror en Córdoba: detuvieron a una mujer que convivía con el cadáver de su hija oculto bajo la cama
FARÁNDULA