La policía analiza los movimientos del Alexander Shabalin, que se encontraba a 12 kilómetros de la costa cuando se produjeron los incidentes que cerraron terminales civiles y militares
20:22 | Jueves 25 de Septiembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
Dinamarca investiga una serie de sobrevuelos de drones sobre aeropuertos civiles y militares que en cuestión de días han puesto en alerta al país y a sus aliados de la OTAN. La policía confirmó que los movimientos de un buque de guerra ruso forman parte de las pesquisas, lo que añade un elemento geopolítico explosivo al caso.
El barco en cuestión es el Alexander Shabalin, que según medios locales se encontraba a tan solo 12 kilómetros de la costa danesa cuando se produjeron los incidentes. Aunque navegaba en aguas internacionales, su proximidad coincidió con los vuelos de drones que obligaron a cerrar temporalmente aeropuertos como Aalborg, Esbjerg y Sønderborg, además de la base aérea de Skrydstrup.
El jefe de la Policía Nacional, Thorkild Fogde, confirmó que los datos de tráfico marítimo son uno de los primeros aspectos analizados. “Los datos sobre qué barcos han estado dónde, de dónde vienen, si son parte de la ‘flota fantasma’, etcétera, son ahora parte de la investigación”, señaló, en referencia a la red de navíos que Rusia emplea para evadir sanciones.
Los servicios de inteligencia admiten que no tienen pruebas concluyentes para señalar a un culpable, pero la sombra de Moscú planea sobre el caso. “El riesgo de sabotaje ruso en Dinamarca es alto”, advirtió Finn Borch, jefe del PET, el servicio de seguridad interior.
FOTO DE ARCHIVO. Buques de
FOTO DE ARCHIVO. Buques de guerra rusos, entre ellos el pequeño buque de misiles Grad, navegan por el río Nevá durante el desfile anual del Día de la Armada en San Petersburgo, Rusia. 28 de julio de 2024 (REUTERS/Anton Vaganov)
La primera ministra, Mette Frederiksen, fue más explícita: calificó lo ocurrido como “el ataque más grave contra una infraestructura crítica” en el país y sostuvo que forma parte de una “guerra híbrida” que ya se extiende a otras naciones europeas. La mandataria habló con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, para coordinar respuestas.
Los incidentes comenzaron a inicios de semana, cuando drones no identificados obligaron a cerrar durante varias horas el aeropuerto de Copenhague y también el de Oslo, en Noruega. Dos días después, nuevos aparatos fueron detectados en cuatro terminales danesas, lo que obligó a suspender vuelos en Aalborg, uno de los aeropuertos más grandes del país y también base militar.
El ministro de Defensa, Troels Lund Poulsen, afirmó que se trata de una “operación sistemática” atribuible a un “actor profesional”. Para el Gobierno danés, no se trata de una amenaza militar directa, pero sí de un ataque híbrido que busca sembrar miedo y división.
El ministro de Justicia, Peter Hummelgaard, anunció un refuerzo de las capacidades para detectar y neutralizar drones, reconociendo que hasta ahora ni la policía ni el ejército optaron por derribar los aparatos para evitar riesgos a la población civil.
Policía danesa patrulla en un
Policía danesa patrulla en un aeropuerto de Copenhague, Dinamarca, el lunes 22 de septiembre de 2025 (Steven Knap/Ritzau Scanpix via AP)
El contexto regional alimenta la sospecha sobre Rusia. En las últimas semanas, drones rusos han cruzado a Polonia y Rumania, mientras cazas de Moscú violaron el espacio aéreo estonio. Además, varios aeropuertos europeos —entre ellos Berlín y Bruselas— sufrieron un ciberataque de origen no aclarado.
La embajada rusa en Copenhague rechazó cualquier implicación y calificó las acusaciones de “provocación orquestada”. Sin embargo, la coincidencia entre el paso del Alexander Shabalin y los sobrevuelos alimenta la percepción de que el Kremlin explora los límites de la disuasión occidental con operaciones encubiertas.
La posibilidad de invocar el Artículo 4 de la OTAN, que prevé consultas entre aliados en caso de amenazas, sigue sobre la mesa. “Es una de las opciones que estamos examinando”, reconoció el ministro de Defensa. El debate se produce a días de que Copenhague acoja una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.
Con los aeropuertos recuperando la normalidad, Dinamarca enfrenta ahora la incómoda tarea de demostrar que sus defensas pueden proteger infraestructuras críticas frente a un enemigo que niega su implicación, pero cuyas huellas parecen cada vez más difíciles de ocultar.