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La entrada del exmandatario a la Santé trajo a la mente el recuerdo de otros líderes que han cumplido condenas en sus países
Sábado 25 de Octubre de 2025
12:26 | Sábado 25 de Octubre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
a reciente entrada en prisión del exmandatario francés Nicolas Sarkozy, condenado por buscar financiamiento de campaña ilegal del exlíder libio fallecido Muammar Khadafy, encendió recuerdos de otros primeros mandatarios o exmandatarios que han pasado tiempo tras las rejas tras ser condenados en sus respectivos países.
La celda de 11 metros cuadrados que ocupa el expresidente en la célebre prisión parisina de la Santé cuenta con una ducha privada, una televisión y la posibilidad de realizar llamadas, y aunque no deja de estar encarcelado en una prisión común, Sarkozy permanecerá separado del resto de los presos. Sin embargo, no todos líderes caídos en desgracia contaron con estos beneficios.
Desde el actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, hasta el expresidente peruano condenado por crímenes de lesa humanidad, Alberto Fujimori, pasando por dirigentes de varias latitudes, a continuación, una lista de algunos de los mandatarios más notorios que han estado tras las rejas y las condiciones de su encarcelamiento.
El 7 de abril de 2018, tras casi dos días de estar atrincherado en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos, Lula se entregó a la Justicia para comenzar a cumplir una condena de 12 años por corrupción y lavado de dinero tras haber recibido una orden de detención firmada por el juez Sergio Moro, a cargo de la Operación Lava Jato.
Las autoridades brasileñas lo trasladaron a Curitiba, donde lo esperaba un espacio de 15 metros cuadrados especialmente acondicionado para él en el cuarto piso de la Superintendencia de la Policía Federal.
Lula no estuvo detenido en una celda, sino en un lugar que ocupaban solían ocupar agentes de la Policía Federal brasileña que estuvieran de paso por Curitiba. El mismo contaba con una ventana al interior del edificio, una cama, una mesa, un televisor y, como diferencial, una ducha eléctrica con agua caliente.
El juez Moro estableció para el líder de izquierda un régimen de una visita por semana, los miércoles, de acuerdo con el reglamento de la sede policial y, dos horas por día, Lula tenía permitido tomar un “baño de sol”, es decir, tener recreos al aire libre.
El líder de izquierda recuperó sus derechos políticos en marzo de 2021, tras haber pasado 580 días en prisión, gracias a la anulación de sus condenas por corrupción en el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil. Si bien la máxima corte no declaró inocente a Lula sino que lo favoreció con la revocación de los fallos debido a criterios técnico-formales, el exmandatario pudo salir en libertad y competir en las elecciones que lo llevaron nuevamente a la presidencia.
En 2012, el expresidente egipcio Hosni Mubarak fue sentenciado a cadena perpetua por la muerte de más de 800 manifestantes durante las protestas que llevaron a su destitución en febrero de 2011, convirtiéndose así en el primer jefe de Estado árabe que respondía ante la justicia de su propio país luego del inicio de las revueltas de la “primavera árabe”.
Sin embargo, poco después, un tribunal de apelación anuló la condena y ordenó un nuevo juicio. En 2014, una corte egipcia condenó nuevamente al derrocado expresidente y a dos de sus hijos, quien parecía ser su heredero, Gamal, y el empresario Alaa, por cargos de corrupción. Mubarak fue sentenciado a tres años de prisión.
El expresidente cumplió gran parte de su condena en un hospital militar en El Cairo dado sus problemas de salud. En sus últimos años, aparecía enfermo frente al tribunal, transportado en camilla dentro de una jaula metálica.
Seis años después de su destitución, el expresidente fue absuelto y liberado en marzo de 2017. A los 88 años, Mubarak salió del hospital militar en el suburbio sur de El Cairo, Maadi, y se dirigió a su hogar en el exclusivo distrito de Heliópolis, bajo un fuerte dispositivo de seguridad.
Caso contrastante fue el de Mohamed Morsi, primer presidente elegido democráticamente en Egipto en 2012 y perteneciente al movimiento de los Hermanos Musulmanes.
Morsi, un ingeniero de 67 años, fue elegido un año después de que un levantamiento pusiera fin a las tres décadas de gobierno de Mubarak. Su corto mandato, entre 2012 y 2013, terminó cuando fue separado del cargo por los militares.
Tras su destitución, el líder islamista fue encarcelado y juzgado por varios casos, entre ellos, uno de espionaje para Irán, Qatar y grupos militantes como Hamas, en Gaza. También fue acusado de fomentar actos de terrorismo. Primero estuvo detenido en una prisión de alta seguridad cerca de la ciudad mediterránea de Alejandría, y luego fue trasladado a la prisión de Tora, a las afueras de El Cairo.
Durante su detención, varias ONG denunciaron las condiciones de encarcelamiento del expresidente, a las que describieron como un “severo maltrato” que podría constituir “tortura”. A falta de un colchón, el exmandatario era forzado a dormir directamente en el suelo de su celda lo que, después de cuatro años, le había generado un reumatismo en la espina dorsal.
Morsi era mantenido en completo aislamiento, sin ningún contacto con sus familiares ni con otros presos. Tampoco tenía permitido el acceso a material de lectura y no podía recibir visitas de un médico, a pesar de padecer de diabetes crónica.
El expresidente murió tras una audiencia en un tribunal en El Cairo seis años después de su destitución.
En 2009, el expresidente peruano Alberto Fujimori fue sentenciado a 25 años de cárcel como autor mediato de asesinatos con alevosía, secuestro agravado y lesiones graves que constituyen, según estableció el tribunal del caso, crímenes del Estado y crímenes contra la humanidad.
Fujimori fue acusado por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, que dejaron 25 muertos en 1991 y 1992, respectivamente, y por los secuestros de un periodista y un empresario en 1992.
El expresidente fue enviado al penal de máxima seguridad de Barbadillo, en las afueras de Lima. Sin embargo, no pasó su tiempo de prisión en una celda, sino en un área del establecimiento que cubría 800 metros cuadrados al interior de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales de la Policía.
Fujimori contaba con tres estancias, biblioteca, un taller para pintar, una cocina, sala de reuniones, enfermería e, incluso, un huerto. La habitación donde dormía tenía unos 15 metros cuadrados, una cama ortopédica y televisión, además de un baño propio.
Para mantener su prisión, solo en 2020, el gobierno peruano invirtió unos 172.000 dólares, y destinó una veintena de trabajadores solo para cuidar del exmandatario.
Fujimori salió definitivamente en libertad en diciembre de 2023, cuando el Tribunal Constitucional (TC) de Perú dispuso “la inmediata libertad” del exmandatario, “bajo responsabilidad”, pese a los pedidos contrarios de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez Chávez, fue detenida en marzo de 2021 acusada de participar de un golpe de Estado para derrocar al líder indígena Evo Morales en 2019.
La exmandataria fue trasladada a la ciudad de La Paz, donde fue encarcelada en el Centro de Orientación Femenina (COF) de Obrajes primero, y en el Centro Penitenciario Femenino de Miraflores después. En 2022, la justicia boliviana condenó a la expresidenta a 10 años de prisión.
Durante su detención, el gobierno peruano informó que Áñez intentó suicidarse pero aseguró que las lesiones que se provocó en el brazo fueron superficiales y que su salud no estuvo en riesgo.
En Corea del Sur, dos casos de exmandatarios encarcelados se sucedieron en pocos años.
La máxima corte de Corea del Sur confirmó en diciembre de 2021 una condena de 20 años de prisión para la expresidenta Park Geun-hye por un amplio escándalo de corrupción que llevó a salida del gobierno en 2017.
En 2018, Park había sido declarada culpable de 16 de los 18 cargos en su contra, la mayoría relacionados con soborno y coacción. La expresidenta permaneció recluida en un centro de detención cerca de Seúl desde su arresto en marzo de 2017.
Park fue la primera líder elegida democráticamente en su país que fue destituida del cargo, en un escándalo que también llevó a prisión a los directivos de dos grandes conglomerados.
En diciembre de 2021, no obstante, el entonces presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, indultó a la expresidenta, quien salió el libertad tras pasar un total de cinco años en prisión.
Sin embargo, la hija de un exdictador militar surcoreano no fue la única expresidenta del país arrestada por corrupción.
En 2018, el exmandatario Lee Myung-bak recibió una condena a 17 años de cárcel por corrupción. La justicia lo consideró culpable de crear fondos ilegales de decenas de millones de dólares y de aceptar sobornos de Samsung Electronics a cambio de indultar a su antiguo presidente, Lee Kun-hee, encarcelado por evasión fiscal.
En 2022, también fue indultado. Poco antes de su liberación había recibido un permiso temporal para salir de la cárcel debido a su edad y su salud deteriorada.
Otros dos expresidentes surcoreanos, Chun Doo-hwan y Roh Tae-woo, también fueron condenados por traición y corrupción en la década de 1990.
Agencias AFP, AP, DPA y Reuters
Lula da Silva, Brasil


Hosni Mubarak, Egipto

Mohamed Morsi, Egipto

Alberto Fujimori, Perú

Jeanine Áñez Chávez, Bolivia
Park Geun-hye y Lee Myung-bak, Corea del Sur
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