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Busca encontrar e-mails y documentación que muestren que el ex príncipe, depuesto por el escándalo del magnate pedófilo, pidió a sus custodios investigar el pasado criminal de Virginia Giuffre.
Lunes 24 de Noviembre de 2025
17:39 | Lunes 24 de Noviembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
La saga royal sobre el ex príncipe Andrés, la ex duquesa de York, Sarah Ferguson, y su destino no termina. Cuando el primer ministro británico, Sir Keir Starmer, ha declarado que Andrew Mountbatten-Windsor debería estar dispuesto a compartir información sobre sus vínculos con el depredador sexual Jeffrey Epstein con el congreso estadounidense, Scotland Yard en Londres ha comenzado una amplia investigación.
Busca encontrar e-mails y documentación que muestren que el ex príncipe, depuesto por el escándalo pero octavo en la línea de sucesión al trono, pidió a sus custodios investigar el pasado criminal de Virginia Giuffre, que lo acusaba de abusador sexual y se suicidó en abril pasado. No se sabe cuál ha sido la respuesta, pero dos de ellos han sido entrevistados.
Andrés ha ignorado las solicitudes de los miembros de un poderoso comité del Congreso estadounidense para que comparezca por sus vínculos con Epstein.
Al preguntársele si Andrés debería declarar, el primer ministro británico respondió: “Un principio general que he mantenido durante mucho tiempo es que cualquiera que tenga información relevante en relación con este tipo de casos debe proporcionar esa evidencia a quienes la necesiten. Esa sería mi postura general al respecto”.
Al ser preguntado sobre si el puesto también se aplicaría a Mountbatten-Windsor, Starmer respondió: “Al final, esa será una decisión suya. Pero mi postura general es que, si tiene información relevante, debería estar dispuesto a compartirla”.
Miembros demócratas del comité de supervisión y reforma gubernamental de la Cámara de Representantes escribieron al ex príncipe a principios de este mes, pidiéndole que testificara.
El comité declaró que era “hora de que el ex príncipe Andrés se pronuncie sobre sus vínculos con Jeffrey Epstein”. “Los sobrevivientes merecen justicia”, aclararon.
Andrés y Sarah en su boda, en 1986. Foto AP
Robert García, el demócrata de mayor rango en el comité, escribió que el grupo buscaba “descubrir las identidades de los cómplices y facilitadores del señor Epstein y comprender el alcance total de sus operaciones criminales”. Acusó a Andrés de ocultarse.
Añadió que la “estrecha relación” del duque con Epstein, “junto con el intercambio de correos electrónicos de 2011 recientemente revelado, en el que usted le escribió 'estamos juntos en esto', confirma aún más nuestra sospecha de que usted podría tener información valiosa sobre los crímenes cometidos por el señor Epstein y sus cómplices”.
Cuando Andrés no puede ser forzado a declarar en Estados Unidos, pero puede terminar preso en Gran Bretaña si se prueba que violó a Virginia Giuffre en la casa de Ghislaine Maxwell en Londres, su ex esposa Sarah Ferguson está considerando cómo seguir viviendo.
Su situación financiera y profesional es catastrófica. Ha sido desalojada del Royal Lodge, que debe vaciar en enero, probablemente vivirá en Portugal en exilio, y su último libro ha sido convertido en pulpa porque su editorial supone que nadie querrá leerlo.
Está pensando dar una lucrativa y sincera entrevista televisiva sobre el ex príncipe Andrés y Jeffrey Epstein, que podría convertirse en una auténtica amenaza para la Casa Real.
Sarah, novelista de profesión, no tiene más ingresos ni casa. La compensación por su divorcio fue mínima, sus deudas eran enormes, y vivió 20 años con su ex marido en el Lodge, que tenía 30 habitaciones, pero vivían separadamente. Ahora se van a separar. Él vivirá en las planicies del palacio de Sandringham en Norfolk, y ella, en el cuarto de huéspedes de su hija, la princesa Eugenie, en Portugal.
Solo que esta vez, si habla, Sarah tiene aún menos control del palacio y una absoluta necesidad económica. Una situación que inquieta a los cortesanos.
Según amigos, la ex duquesa de York ha recibido ofertas de importantes cadenas estadounidenses, ofreciéndole un pago de seis cifras, a cambio de lo que se presenta como su versión definitiva de lo que sabía —y lo que no— sobre la amistad de su ex marido con el delincuente sexual convicto.
Una fuente declaró al Sun: “Sarah y su equipo han recibido ofertas de todo el mundo para una entrevista. Así que lo está considerando muy detenidamente”.
Sarah creció en el palacio. Su padre era el jefe del equipo de polo del príncipe Philip y del rey Carlos. Creció con los príncipes, eran sus amigos de infancia.
Para una mujer que ha vivido la mayor parte de su vida adulta oscilando entre la intimidad de la realeza y la vergüenza del exilio, hay mucho más en juego. Ella sabe que una entrevista televisada sería crucial para salvar su reputación. También le daría la oportunidad de dejar claro que no sabía nada sobre lo que Epstein y sus socios estaban haciendo en cuanto a abusos contra las adolescentes y jóvenes. Recibía dinero de Epstein para sus organizaciones de beneficencia y pagó, a pedido de Andrés, algunas de sus deudas.
El argumento de Ferguson es que no intenta sacar provecho del escándalo, sino recuperar el control de una historia que se le ha ocultado durante años.
La fuente declaró a The Sun: “Sarah está muy dispuesta a responder preguntas, ya que cree firmemente que no ha hecho nada malo y que ha sido tratada con dureza. También admitió que psicológicamente está al borde del 'burn out' completo y ‘tiene cáncer de seno, con metástasis’”.
La renuncia forzada de Andrés a sus títulos reales restantes en octubre, tras revelarse que había mantenido contacto con Epstein más tiempo del que había admitido previamente, ha tenido consecuencias devastadoras para su ex esposa.
Con su título de duquesa perdido, su nuevo libro infantil destruido y la pareja a punto de desocupar su Royal Lodge de 30 habitaciones en Windsor en enero, una fuente lo expresó con una franqueza desarmante: “Tiene que encontrar dinero y un lugar donde vivir el año que viene”.
Esta frase parece una amenaza encubierta para el palacio, que ha insistido en que no tiene ninguna responsabilidad de alojar a Sarah, a pesar de que la corona es la propietaria del mayor número de casas en el reino.
Para el palacio, la situación es muy complicada. Sarah Ferguson no está sujeta a las mismas restricciones que un miembro de la realeza, ya sea trabajador o familiar. No hay acuerdo de confidencialidad ni actas secretas de por medio. Pero está lo suficientemente cerca del escándalo como para causar un daño enorme si “se rebela”, como lo expresó un cortesano nervioso.
El temor en el Palacio de Buckingham es simple: una vez que las cámaras estén grabando, no pueden predecir qué dirá sobre Andrés, la reina Isabel (de quien heredó sus perros corgies), su querido rey Carlos (a quien conoce desde su infancia), la reina Camila (muy amiga de Susan, su mamá), ni, de hecho, la institución que, en su opinión, la ha dejado a la deriva, con su reputación hecha trizas y sin futuro.
Un punto central en cualquier entrevista sería la pregunta de qué sabía sobre la amistad de Andrés con Epstein y las acusaciones presentadas por Virginia Giuffre. En 2022, el ex príncipe llegó a un acuerdo extrajudicial con Giuffre, la víctima más notoria de Epstein, quien lo acusó de violación. El acuerdo, supuestamente de 15 millones de dólares, firmado por la reina y el rey Charles, no incluyó ninguna admisión de responsabilidad y fue presentado por su lado como una forma pragmática de poner fin legalmente al escándalo. Pero el daño a su reputación —y, por extensión, a la de Sarah— fue incalculable.
Ferguson insiste en que no está dispuesta a dejar a Andrés a la deriva, pero tampoco está preparada para hundirse con él.
Una fuente que habló con The Sun como “cercana a las conversaciones” lo expresó así: “Es poco probable que Andrés esté dispuesto, ya que una entrevista sería la oportunidad para que Sarah se distanciara de él y explicara que no sabía nada. Sarah siempre ha dicho que no tenía ni idea de lo que Epstein y Andrés tramaban, ¿y por qué alguien se lo diría? Después de todo, es madre de dos niñas”.
Ferguson fue entrevistada previamente por Oprah Winfrey —quien también se reunió con Harry y Meghan después del Megxit— en 1996 y 2011. En esas conversaciones, se describió como la nuera un poco díscola, que nunca recibió el memorándum de palacio, confesando problemas financieros y problemas emocionales, en intercambios más confesionales que confrontativos.
También ha aparecido en programas de televisión del Reino Unido como This Morning, Loose Women y Lorraine, el conocido circuito diurno, donde solía ser mimada como una especie de tía díscola, que ha cometido errores terribles, pero que, en esencia, es buena compañía. Pero ha sido despedida. Así la abandonaron las organizaciones de caridad de las que era patrona como duquesa.
El tipo de entrevista que ahora se debate parecería más cercano a lo que Harry y Meghan hicieron con Oprah Winfrey, y el palacio tiembla.
Virginia Giuffre ofrece una conferencia de prensa frente a un tribunal de Manhattan tras la muerte de Jeffrey Epstein en prisión, el 27 de agosto de 2019. Foto AP
Entre los royals y el exilio
effrey Epstein (centro) comparece ante un tribunal en West Palm Beach, Florida, en 2008. Foto AP
El temor del palacio
Entrevista con Oprah
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