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Maxi López llegó a Suiza y se reencontró con su hija: el emotivo momento que esperó 47 días

El exdelantero ya está en Ginebra para acompañar a su esposa Daniela Christiansson en la etapa final de su embarazo. La tierna reacción de Elle en el aeropuerto

Sábado 06 de Diciembre de 2025

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16:35 | Sábado 06 de Diciembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Un aeropuerto, un padre que regresa, una hija que espera, una familia que se reencuentra. El abrazo entre Maxi López y su hija Elle después de un mes y medio de distancia cruzó el umbral de lo cotidiano para transformarse en un instante de profunda emotividad familiar.

Todo sucedió rápido, casi a contraluz del bullicio y el paso acelerado de los viajeros. En la pasarela del aeropuerto suizo, Elle alzó la vista, buscó entre cientos de rostros el único que podía devolverle la calma en ese tiempo de espera inconmensurable de una niña ansiosa por abrazar a su padre. De pronto, lo divisa y su reacción de inmediata es de estupor, como si tuviera miedo de que fuera una ilusión óptica. Pero la inconfundible silueta del exfutbolista no dejaba lugar a dudas y el grito salió desde lo más profundo de su ser. Su voz rompió la marea de murmullos, y sin dudar, corrió a su encuentro. El abrazo fue inmediato, intenso, como si con ese gesto pudieran recuperar todas las semanas en las que el exfutbolista había permanecido en Argentina, lejos por compromisos profesionales.

A un costado, Daniela Christiansson observó la escena. En la dulce antesala de convertirse nuevamente en madre, supo que ese abrazo valía más que cualquier explicación. En la residencia familiar de Suiza, la expectativa invade cada rincón: falta poco para que nazca Lando, el segundo hijo de la pareja. “La familia está primero”, repite López como un mantra, ahora que el calendario de competencias ya no marca el pulso de su vida, sino la llegada del nuevo integrante.

El tierno posteo de Maxi
El tierno posteo de Maxi López anticipando el reencuentro (Instagram)

¿Es posible reconstruir en segundos la intimidad erosionada por la distancia? Maxi López, habituado a las canchas y los estadios, volvió a ser simplemente “papá”. “Quiero estar presente, quiero vivir cada uno de estos momentos”, había declarado cuando la nostalgia por los suyos se hizo más fuerte que cualquier rating de televisión.

Su incursión en MasterChef Celebrity lo mantuvo en la pantalla y en la conversación pública durante semanas. Allí se destacó por el carisma, por esa cercanía con el público que pocos exjugadores logran conservar fuera del campo, enterrando a aquel villano de una película que quedó vieja en el tiempo. Una popularidad que le llega en un momento acaso inoportuno, con su familia que lo espera del otro lado del océano. “Extrañé mucho a mis hijos, a mi esposa. No podía seguir perdiéndome cosas que solo pasan una vez,” confesó desde Ezeiza un rato antes de partir.

El regreso de López significó algo más que un pasaje de avión. Fue el regreso al acompañamiento cotidiano, al desayuno compartido, a la rutina reinventada para cobijar la fragilidad y la fortaleza de quienes aguardan. En Suiza, las horas se llenan ahora de preparativos, de preguntas sobre el futuro y de esa certeza silenciosa que acompaña a quienes eligen estar juntos, aun en la incertidumbre o las ausencias.

 
 
 
 
La palabra de Maxi López en Ezeiza antes de viajar para encontrarse con su familia (Video: Intrusos. América)

La familia, esa palabra sencilla y poderosa, ocupa el centro de la vida de López. Luego de poner en pausa su actividad en MasterChef Celebrity, donde terminó de rubricar su reconciliación mediática con su ex Wanda Nara, hoy se debate entre pañales y juegos infantiles, priorizando el acompañamiento a su esposa durante el final del embarazo y el sostén diario para Elle. “La cercanía y el apoyo mutuo son fundamentales para el bienestar de todos”, repite, convencido de que algunos goles solo se celebran en casa.

A la espera de Lando, el tiempo parece detenerse. En estos días, la alegría convive con la expectativa. El reencuentro en Suiza y la inminente llegada del nuevo hijo marcan, para los López-Christiansson, una etapa de renovación. Habrá fotografías en el living, gritos de bienvenida y manos diminutas que buscarán asirse. Porque el presente de esta familia, marcado por el afecto y la unión, se escribe entre abrazos y esperas. Con los brazos abiertos, la vida vuelve a empezar.

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